Comenzamos preparando la crema. Cuando esté lista, ponemos papel de horno en la base de nuestro molde y embadurnamos las paredes con mantequilla. Fundiremos 100 gramos de mantequilla a fuego lento o en el microondas (con cuidado para que no se queme).
En nuestro espacio de trabajo, toca comenzar con la masa filo. Cogeremos una hoja y la untaremos con mantequilla, repitiendo la operación hasta colocar cinco hojas, una sobre la otra. Una vez las tengamos juntas, las doblaremos en acordeón, y las colocaremos en forma de espiral comenzando desde el centro del molde. Repetiremos esto con otras cinco hojas, que pondremos también en espiral a continuación de las primeras, de manera que lo hayamos cubierto todo.
Precalentamos el horno a 180ºC, con calor arriba y abajo. Pelamos la manzana y la cortamos en dados pequeños, repartiéndola por el interior de la espiral que hemos hecho. Vertemos la crema por encima y damos unos golpecitos al molde para que se asiente de manera uniforme. Hornearemos durante 30-35 minutos, hasta que quede ligeramente dorada. Para comprobar su consistencia la pinchamos con un palito de brocheta de madera: si sale limpio es que ya está en su punto perfecto.
Al sacarla del horno, dejamos que se enfríe y decoramos con azúcar glass y canela por encima. Se puede comer cuando todavía está caliente. Está buenísima 🙂